Andy Murray en la celebración de su trofeo como Campeón en Bruselas. Imagen; Marca

La leyenda británica volvía a una final dos años y medio después, y lo hacía ante otra leyenda del tenis, Stanislas Wawrinka.

Andy, que hace 5 meses anunció un retiro trunco, volvió a las pistas poco a poco, empezando a jugar en la modalidad de dobles junto a su amigo y compañero, Feliciano López. Más tarde, empezó a disputar partidos en individual como invitado especial de los torneos. El triple campeón de Gran Slams, que estaba jugando como WC hace un par de meses un Challenger en la Academia de Rafa Nadal, aceptó la invitación del torneo de Amberes, con la intención ir recuperando buenas sensaciones en pista de cara a los próximos grandes torneos.

Tras cuajar una notable semana en la ciudad belga, Murray se plantó en la final ante Stan Wawrinka, un rival duro con el que ya se había visto las caras 18 veces atrás. El partido empezó muy favorable para el suizo, que tras un break en los primeros instantes y un set corrido, parecía tener la final más que encarrilada. El segundo set empezó similar al primero, una rotura de saque y un 4-1 a favor parecían insalvables, pero el de Glasgow cambió la mentalidad y fue juego a juego para intentar igualar el resultado. Finalmente, tras unos buenos juegos finales, se llevó el set.

El último set empezó igual que los dos anteriores, Stan con break a favor y Murray por debajo del marcador, pero esto no iba a suponer el final, debido a que el 243 del mundo supo resolver esta situación, demostrando que el ‘vintage’ Murray había vuelto de forma clara. Finalmente, la remontada se produjo tras aprovechar su primera bola de torneo, bola que Wawrinka mandó fuera de pista tras tener una posición favorable para igualar a 40.

Tras la celebración final, Murray rompió a llorar y celebró el título que tanto deseaba levantar tras su vuelta al circuito ATP.